LOS FARMACEUTICOS SIEMPRE EN PRIMERA LINEA

Profesionales sanitarios de más fácil acceso celebramos nuestra patrona el 8 de Diciembre festividad de la Inmaculada Concepción de María.

Siendo fieles a la historia los patronos de farmacéuticos, médicos y barberos eran, en el siglo III,  san Cosme, hábil en la aplicación de técnicas quirúrgicas y san Damián quien prefería llevar a cabo la elaboración de  los remedios.

Desde el XI Concilio de Toledo (675)  el rey visigodo Wamba se proclamó “Defensor de la Purísima Concepción de María”, desde entonces le siguieron Fernando III el Santo, Jaime I el Conquistador, el emperador Carlos V o Felipe II, también devotos de la Inmaculada, portando el estandarte en sus campañas. El rey Carlos III la declaró patrona de sus estados.

La fiesta de la Inmaculada fue fiesta de guardar en todo el Imperio español desde el año 1644 y fue declarada por el Papa Clemente XI de precepto desde 1708.

En el siglo XIX la Inmaculada Concepción de María pasó de doctrina a dogma de fe a partir de la bula Ineffabilis Deus (1854), del Papa Pio IX. Pero es desde el Concilio Vaticano I (1869) cuando se proclamó a la Inmaculada  como patrona de la Farmacia.

Desde esa fecha, coincidente por otra parte con los inicios de la profesión como carrera universitaria (el primer plan fue de 1886), los farmacéuticos la consideran su patrona.

A partir de ese momento, durante el reinado de Isabel II, al acabar la carrera y recibir el título, hacían un juramento a María Santísima por ser Virgen, Pura e Inmaculada. En el acto se utilizaban unos guantes blancos para simbolizar la limpieza y la pureza de los medicamentos que iban a elaborar, así como también se les entregaba una alianza como símbolo de compromiso.  A día de hoy, sin tanto formalismo, se sigue celebrando este día con diferentes matices en cada una de las facultades que imparten la carrera.

A nuestros compañeros de profesión

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