LO LEÍ POR INTERNET

El saber no ocupa lugar, y más hoy en día. Ese espacio físico que ocupaban libros, enciclopedias y diccionarios ha pasado a incorporar tablets, móviles y ordenadores que contienen en su interior toda la sabiduría que antaño contenían esos papeles.

Información etérea en la nube que nos instruye de manera momentánea pero que no se posa, al igual que los conocimientos, en nuestras cabezas. Esta inmediatez ahorra mucho tiempo pero menoscaba nuestro interés por saber más y mejor; nos conformamos con lo primero que encontramos sin comprobar en ningún momento la fidelidad de la fuente que nos brinda dichas verdades.

Pero  aunque parezca mentira algún día puede acontecer una catástrofe y el señor google apagar toda su ciencia. Momentos de caos permitirán que agudicemos el ingenio y volvamos a acudir a fuentes fiables,  como profesionales en cualquiera de sus disciplinas o publicaciones contrastadas que nos resuelvan nuestras dudas de forma adecuada.

Sería  fantástico vivir en un mundo donde coexistieran ambas opciones puesto que se complementan de manera excelente, sin anularse ni contradecirse, si sabemos usarlas correctamente.

No te creas todo lo que leas. Investiga.

Formulando nueva dosis informativa