ES IMPOSIBLE DUCHARSE SIN MOJARSE

Cuando tenemos salud la vida es maravillosa pero a veces no nos damos cuenta y dejamos de disfrutar cada momento que se nos brinda por múltiples razones: el trabajo, las prisas, los agobios, la familia, los eventos…un sinfín de cosas que nos abruman y ocupan un  grandísimo espacio en nuestro día a día.

Pero de repente sucede algo que nos frena en seco. Todo pasa a un segundo plano. Y la vida sigue, pero sin nosotros. Nos convertimos en espectadores en vez de protagonistas. Cualquier cambio en los roles requiere un esfuerzo y capacidad de adaptación por parte de todos.

La mayoría de las veces este estado es temporal y tras un espacio de tiempo que puede ser, o parecernos, más o menos largo recuperamos de nuevo la salud y volvemos a nuestro estado original o al menos nos acercamos mucho a él.

Somos maleables, como esas pelotas de goma que recuperan su forma, pero vamos perdiendo o mermando nuestras capacidades adaptativas con la edad y con el tiempo. Este fenómeno se interpreta generalmente de dos formas, a saber, cuidarse o dejarse llevar ya que la vida son dos días.

Cada una de estas actitudes, se entiendan o no, son plenamente respetables ya que vida solo hay una y cada uno de nosotros la vive como quiere o como puede. Disfrutemos cada día de la mejor manera posible.

Sea como sea debemos tener capacidad de decisión, en la medida de lo posible, puesto que se trata de nuestra vida. En temas de salud ser honestos, sinceros y estar informados en todo momento nos permitirá que tomemos las decisiones oportunas frente a todos los problemas a los que debamos enfrentarnos.

Todos deberíamos tener la posibilidad de despedirnos de nuestros seres queridos.

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Formulando nueva dosis informativa.